Primeros Auxilios en Caballos
LOS PRIMEROS AUXILIOS EN EL CABALLO
Es muy importante saber que hay que hacer ante un caso de emergencia cualquiera que sea su naturaleza, pero todavía es más importante tomar la decisión adecuada para evitar complicaciones posteriores.
Si se pone cuidado en la rutina diaria se pueden evitar determinados accidentes, por ejemplo: evitar que el caballo se asuste de forma innecesaria al hacer gestos bruscos o voces altas, evitar terrenos profundos o desiguales, controlar las vallas de los prados (alambre de espino, larvas de gusano, …) cuidado con las malas hierbas o plantas venenosas, comprobar el equipo del caballo, que sea adecuado y perfectamente ajustado, que no pueda producir rozaduras, herrar al animal regularmente para evitar problemas de casco, que suelen ser bastante frecuentes.
Por la mañana debemos inspeccionar al caballo para comprobar que todo está en orden, especialmente después de un día de duro trabajo.
Es de vital importancia llamar al veterinario:
- Si el caballo parece enfermo y/o tiene fiebre
- Si hay dolor evidente
- Si ha sangrado en abundancia y tiene cortes profundos
- Si saliva abundantemente o puede haber comido alguna hierba tóxica, tiene restos de ella en la boca o restos de pinchos.
- Si presenta síntomas de cólico acompañados de diarrea o si se tambalea al andar.
- Si parece que está intentando vomitar, elimina saliva por los ollares, tose como si estuviese atragantado…
Un caballo enfermo presenta un aspecto abatido y triste. Sus orejas están caídas hacia atrás, la cabeza está baja, los ojos están apagados e inexpresivos. Normalmente tendrá temperatura y su pulso y respiración estarán acelerados. Puede tener los ollares amigados y el pelo mate y áspero. Puede que le lloren los ojos. Si tiene mucosidad en la nariz probablemente tendrá dificultades respiratorias y es muy probable que tosa, aunque los caballos también pueden toser por otros motivos. Normalmente se echará, lo que es un síntoma importante. Sus deposiciones pueden ser pequeñas y duras (estreñimiento), muy líquidas (diarrea) o de un color extraño. La orina puede presentar alteraciones en el color y la consistencia. Si escarba, suda y se muestra inquieto, puede que tenga un cólico.
Las heridas como los cortes y las inflamaciones son evidentes, pero otras dolencias internas pueden resultar difíciles de diagnosticar. Las contusiones son difíciles de detectar a menos que haya inflamación o calor.
Si el caballo se queda quieto y se niega a andar puede que tenga azoturia o laminitis, o una cojera.
Las cojeras son muy evidentes cuando se tiene cierta práctica, pero no siempre es fácil determinar en qué extremidad está el dolor. Primero, hay que mirar si el casco está caliente o si hay alguna herida, o si tiene alguna piedra encajada en la palma, la ranilla o debajo de la herradura, o si se ha alcanzado, y después palpar la extremidad en cuestión. A continuación, haremos trotar al caballo: si la cojera está en los anteriores, bajará la cabeza al cargar el peso en la mano buena y la levantará al pisar con la que le produce dolor. Si la cojera está en los posteriores, el corvejón y la cadera del pie afectado parecerán levantarse más.
Lo importante es saber darse cuenta de cuándo el caballo no va bien o parece no estar bien. En ese caso dejaremos de trabajarlo y le pediremos consejo a un profesional.
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